Tras nuestro paso por Suiza, volvimos a la UE. En este caso, nuestro destino era Singen, una pequeña población situada al suroeste de Alemania. El motivo de nuestra visita era encontrarnos con Paloma, otra arandina por el mundo que nos guió tanto en la visita a Singen como a los lugares que lo rodean.
Después de una cena de recepción (con tortilla de patata incluida) y algunos arreglos en el pelo, nos levantamos dispuestos a descubrir los idílicos paisajes de la selva negra.
Primeramente nos dirigimos a uno de los múltiples lagos de los que dispone esta zona.
Pero rápidamente decidimos adentrarnos en el corazón de la selva.
Allí nos encontramos un espacio natural abrumador alejado totalmente de la influencia del hombre.
Gracias a los conocimentos y las explicaciones de nuestra amiga Paloma, pudimos conocer un poco mejor las especies tanto de la flora como de la fauna que allí se dan cita.
A pesar de haber querido quedarnos más tiempo en la selva, tuvimos que seguir nuestra ruta. Volvimos hacia Singen para ascender al castillo de Hohenkrähen.
Este castillo vigila desde lo alto tanto la villa alemana de Singen como el lago Constanza.
Tras dos días de visita, tuvimos que recoger nuestras cosas y proseguir nuestro viaje con un sentimiento de tristeza en el ambiente pero con la certeza de que todos nos volveremos a encontrar a nuestro regreso a España.
Gracias por todo Palo!!
